Basílica de Santa María de los Ángeles y los
Mártires
Es un templo que se
encuentra en Roma, junto a la
actual plaza de la República. Las termas de Diocleciano fueron construidas con el trabajo de cristianos hechos
esclavos. El edificio fue diseñado en 1562 por Miguel Ángel sobre la
base del aula central de las Termas, a solicitud de papa Pío IV y del sacerdote
siciliano Antonio del Duca. Miguel Ángel se limitó a recubrir algunos muros y a
restaurar un aula del tepidarium, creando así un edificio eclesiástico del todo
particular: dilatado de modo lateral en vez de longitudinalmente. El ingreso a
la iglesia se hace a través de un vestíbulo circular, también de origen romano,
y termina en un profundo presbiterio, dónde se encuentra el coro de los
cartujos, a quienes se confió esta iglesia una vez terminada.
Durante el siglo XVIII se realizaron los trabajos
de Luigi Vanvitelli (1750), quien decoró el sobrio interior de Miguel Ángel
según el estilo de la época y se encargó de transportar a Santa María de los
Ángeles los grandes retablos de altar de la basílica de San Pedro en el
Vaticano, en donde habían sido reemplazadas por copias hechas en mosaico con el
fin de conservarlas mejor (estaban amenazadas por la humedad).
De este modo, Santa María de los Ángeles se
transformó en una rica pinacoteca con obras del siglo XVI al siglo XVIII, entre
ellas el Martirio de San Sebastián de Domenichino, la Caída de Simón el Mago de
Pompeo Batoni, el Bautismo de Jesús de Carlo Maratta, y la Misa de San Basilio
de Pierre Subleyras. En el transepto se encuentra un retablo de Giovanni
Odazzi.
Con ocasión del Gran Jubileo del 2000, los romanos
donaron al papa Juan Pablo II un órgano
monumental, obra de Barthélémy
Formentelli.
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